Fátima, como mujer culta e interesada en la educación, es heredera de una larga tradición de mujeres cultas en el islam, entre las que encontramos a la destacada jurista Umm al-Darda, del s. VII, compañera del profeta, que emitió una fatwa, que todavía se usa hoy en día y permite que las mujeres oren en la misma posición que los hombres. Uno de sus alumnos, ʿAbd al-Malik ibn Marwān, fue el quinto califa omeya. Su tradición pervive en mujeres expertas en hadices como Sitt al-Wuzra, erudita en leyes islámicas, profesora en Damasco en el siglo XIV.
En cuanto a las mujeres andalusíes de su misma época, destaca Lubna de Córdoba, del siglo X, responsable de la mayor biblioteca del planeta en la época, que contenía unos 400.000 libros, o la poeta Wallada bint al-Mustafki, reconocida por su voz lírica y su poesía satírica o la poeta, de extracción más humilde pero educada en el salón literario por Wallada, Muhya al Qurtubiyya. También contemporáneas en el ámbito árabe son destacables ‘Ulayya bint al-Mahdī, reconocida poeta y música, hermanastra de Harun Al-Rasid. Así como una de las más reconocidas poetas medievales, la esclava cantora abbasí Faḍl al-Shāʻirah. Son también de la época, aunque un poco posteriores (siglo XI) grandes gobernantes yemeníes como Arwa al Sulayhi y Asma al Sulayhi. Todas ellas tuvieron un papel importante en la conservación y difusión de la cultura.
En occidente es contemporánea de la noble Duoda, que escribe el primer tratado pedagógico de la Edad Media, Liber manualis o Manual para mi hijo, escrito para la educación de su hijo, que le fue arrebatado por el marido y nunca lo volvió a ver. También fue el tiempo de la gran guerrera vikinga Ladgerda, en el norte de Europa.