La Geología era un campo de trabajo predominantemente masculino, pero desde finales del siglo XIX un grupo de mujeres dedicaron su vida a ella.
Ida Helen Ogilvie (1864-1963) fue discípula de la pionera geológa Florencia Bascom (1862-1945), quien puso a una generación de mujeres en carreras de Geología, entre las que podemos destacar a Katia Kraft, que dedicó su vida a los volcanes; Mary Tharp, creadora del primer mapa del suelo oceánico o Marie Morisawa, geomorfóloga, impulsora de una renovación en su campo e iniciadora de la geomorfología ambiental, Katia Kraft que desarrolló su carrera como investigadora de volcanes llevándola a recorrer el mundo en busca de peligrosas erupciones volcánicas, Etheldred Benett, experta en fósiles, quien fue admitida en 1836 como miembro en la Sociedad Imperial de Historia Natural de Moscú, pensando, dado su nombre, que se trataba de “un inglés experto en fósiles". Cuando se descubrió que se trataba de una mujer; casi se genera un problema internacional. También podemos mencionar a Dorothea Bate, que viajó sola a sitios remotos y, cuando necesitaba ayuda, contrataba a hombres de la zona como guías e intérpretes. Entre 1901 y 1911, exploró las áreas montañosas de Creta, Chipre y las Islas Baleares, encontrando en las dos primeras, fósiles de elefantes pigmeos e hipopótamos y en Mallorca, el Myotragus balearicus, o a María Gordón, que explicó cómo se habían formado las montañas del sur del Tirol, en los Alpes. Todas ellas, fueron pioneras y gracias a sus trabajos, tenemos un mayor conocimiento del planeta Tierra.