Biografía
Nóside nació en el sur de Italia, en Locris Epicefiria, actual Locri, en la colonia fundada hacia el año 680 a.e.c. Para situarla cronológicamente solo contamos con los datos que puedan extraerse de sus propios poemas y con la mención que en ellos hace de hechos o personajes históricos. Podría situarse en el s. 3 a.e.c., pero teniendo en cuenta que las fechas que nos sirven como seguras para datarla son las de la muerte del poeta Rintón, al que le dedica un epitafio, y cuyo floruit se sitúa en el reinado de Ptolomeo Soter (377/6-282 a.e.c.), y las composiciones de Herodas (s. 3 a.e.c., 1ª mitad), en las que este autor helenístico alude maliciosamente a la escritora. De su vida apenas hay noticias, salvo las que ella misma nos da: el nombre de su madre, Teofílide, y de su abuela, Cléoca, transmitidos en uno de los poemas, y que reclamaba como autoridad poética a Safo, con la que afirma estar emparentada literariamente.
La poeta emerge del olvido al inicio del 1.600, cuando Salmasius encontró en la Biblioteca Palatina de Heidelberg el manuscrito con la llamada Antología Palatina, que contiene el florilegio nosideo de Meleagro: este, responsable de una de las primeras y más famosas recopilaciones de epigramas en la antigüedad, le dedica un par de versos al citarla en el poema introductorio de su colección (libro IV de la Antología Palatina), su Corona o Guirnalda. Son versos muy conocidos, que inspiraron el poema de Hilda Doolittle dedicado a Nóside:
y con ellos el iris de Nóside muy perfumado,
en cuyas tablas la cera ablandó Eros.
González González, Marta (2005), “Las traducciones de Nosis en Renée Vivien. Aproximaciones desde la teoría de los polisistemas y la teoría feminista”, en Hermēneus. Revista de Traduccion e Interpretación, N. 7
De esta cita de Meleagro se ha deducido siempre que el contenido de la poesía de Nóside era erótico, ya que el poeta hacía que Eros, dios del amor, colaborara en la composición de los versos ablandando la cera de las tablillas, deducción que no se ajusta fácilmente al contenido de los poemas de la autora helenística conservados en la actualidad.
Aunque, como se ha dicho, es muy poco lo que sabemos de ella, la crítica de comienzos del siglo XX no se “amilanó” y, sobre la base de su poema V 170, llegó a afirmar que Nóside era una prostituta. Es cierto que se le reconoce una elevada cultura, lo que la convertiría, no en una vulgar hetera, sino en una docta puella: ya nadie suscribe ese punto de vista, pero resulta interesante ver cómo en este comentario se realiza una asimilación de la figura de Nóside, de la que ya se ha dicho que nada se sabe, al modelo romano conocido de la docta puella, construido precisamente como contrapunto de la matrona casta, porque la Roma tradicional veía en la asociación de poesía, música y danza algo más apropiado para las prostitutas que para las matronas.
Con Nóside, pues, autora poco conocida, pero que “hablaba” de los placeres del amor, se repite el tópico, como ya ocurriera con Safo y otras muchas mujeres destacadas. Por su parte, Wilamowitz entendió a su manera la afinidad entre Safo y Nóside sugiriendo que esta última había sido “también” directora de un colegio de señoritas en su ciudad natal, lo que explicaría esa cierta similitud en el tono de los versos de una y otra.
A pesar de que ya fue reseñada, junto con otras poetas, por Antípatro de Tesalónica _AP IX 26_, donde se la cataloga como una de las nueve Musas, y por Meleagro de Gadara, que la incluye en su Guirnalda entre los poetas griegos más distinguidos, la figura de Nóside ha recibido escasa atención en los manuales de literatura griega. La mayoría ni siquiera la mencionan y, cuando lo hacen, es para dedicarle muy breves líneas. Los manuales de referencia prescinden de citarla; en otros casos encontramos que se le dedica una línea para decir que quiso compararse a Safo (Lesky, Albin (1968), Historia de la literatura griega, p. 770, Madrid: Gredos) o que era “otra mujer [...] parecida a Ánite, a quien sin embargo no llega a eclipsar” (Fernández Galiano, Manuel (1988), “Poesía helenística menor”, en Historia de la literatura griega, J.A. López Férez (ed.), Madrid, 831-877)
Esta desatención, que puede justificarse, aunque muy poco, por la escasez de obra conservada (11 epigramas seguros y otro más dudoso) empieza a ser subsanada en la crítica literaria reciente y ya es posible encontrar tratamientos serios de esta autora en monografías sobre la poesía helenística (Gutzwiller, K.J. (1998): Poetic Garlands: Hellenistic Epigrams in Context, Berkeley-Los Ángeles-Londres).
En su poesía se advierte un claro dominio del 'arte allusiva', propio de la edad alejandrina y que ella contribuyó a perfeccionar, y una gran relación intertextual con los poemas de Safo y de otras poetas, pues escribió en un ámbito, en un tono y para un público estrictamente femeninos. “Nóside de femenina voz”, como la definió Antípatro de Tesalónica, buscó dirigirse a un auditorio femenino: sus composiciones expresan sentimientos como los lazos madre-hija, que no habían tenido apenas cabida en la tradición literaria griega.
Por otra parte, el hecho de que Meleagro la incluyera en su selección como la única poeta occidental, la eleva a la categoría de mejor poeta del occidente en su época y la equipara, en ese sentido, a Estesícoro e Íbico, únicos poetas occidentales en el canon oficial de poetas líricos. Eso opina también la profesora de estudios clásicos, Marilyn B. Skinner, según la cual Nóside puede ser uno de los primeros ejemplos de voz literaria femenina en Europa occidental.
Información extraída de la obra de González González, Marta (2006), Nóside de Locris y su obra, Madrid: Ediciones Clásicas.