Además del tabaquero, otro sector muy feminizado fue la industria textil catalana. Las obreras, apodadas “las chinches” trabajaban entre 12 y 14 horas y su sueldo era un tercio menor que el de los hombres. Muchas obreras fabriles participaron en 1870 de la constitución de la Federación Regional Española en Barcelona (sección de la I Internacional) de tendencia anarquista, que en 1881 pasó a denominarse Federación de Trabajadores de la Sección Española. Una de las líneas de debate de estos primeros congresos fue las repercusiones de la industrialización en el trabajo femenino y, aunque a un nivel muy teórico, recogían en su programa la igualdad entre ambos sexos.
Las Cigarreras, al menos en el siglo XIX, no asumieron una ideología obrera como pueden ser la anarquista o la marxista, pero, como mujeres independientes compartieron las ideas sobre el concepto de familia o apoyaron reivindicaciones como la abolición de las quintas.
En el entorno de la FRE y el republicanismo federal encontramos a Matilde Cherner y Hernández, periodista que analiza en su obra la problemática del sexo femenino. También Guillermina Rojas y Orgis, quien reclama la emancipación de la mujer del matrimonio y la libertad sexual femenina. Isabel Vila i Puyol está considerada la primera mujer sindicalista catalana, introduce los principios internacionalistas en las fábricas y lucha para conseguir que niños y niñas sólo trabajen cinco horas al día. Por su parte, Encarnación Sierra, fue cigarrera de la Fábrica de Tabacos de Madrid y organizó protestas colectivas en la fábrica y en el barrio de Lavapiés, barrio obrero no sólo vinculado al tabaco. También en Andalucía prende el internacionalismo. En Sevilla, Manuela Díaz y Vicenta Durán coordinan el congreso de la FRE de 1882. Y hay que destacar a Teresa Claramunt, líder obrera anarcosindicalista, figura inmensa del obrerismo.
En el siglo XIX y en el entorno europeo, en Francia, encontramos saintsimonianas como Suzanne Monnier, Jeanne Deroin, la representante del movimiento obrero y feminismo socialista Flora Tristán o Louise Michel, anarquista y figura relevante de la Comuna de París.
En el Reino Unido, destacan las owenianas como la escocesa Frances Wrigth y la irlandesa Anna Doyle Wheeler. Por su parte, Harriet Teresa Law en 1867 pasó a ser la única mujer del Consejo General de la I Internacional.
Y, en el siglo XX, cabe resaltar en España las figuras de Dolores Ibárruri, Federica Montseny, Rosario Sánchez “La Dinamitera” y Lina Odena, símbolos de la lucha antifranquista; en Alemania, Clara Zetkin, Lily Braun y Rosa Luxemburgo y en Rusia, Alessandra Kollontai o la lituana Emma Goldman.