Hemos transcrito el primer párrafo de la obra:
[G]rand tienpo ha, virtuosa señora, que la niebla de tristeza tenporal e humana cubrió los términos de mi beuir e con vn espeso toruellino de angustiosas pasyones me lleuó a vna ýnsula que se llama «Oprobrium hominum et abiecio plebis» donde tantos años ha que en ella biuo, si vida llamar se puede, jamás pude yo ver persona que endereçase mis pies por la carrera de paz, nin me mostrase camino por donde pudiese llegar a poblado de plazeres. Asý que en este exillyo e tenebroso destierro, más sepultada que morada me sintiendo, plogo a la misericordia del muy Altýsimo alunbrarme con la luçerna de su piadosa graçia, porque pudiese poner mi nonbre en la nómina de aquellos de quien es escrito: “Los que morauan en tinieblas y en sonbra de muerte, luz les es demostrada.” E con esta Luz verdadera que alunbra a todo omne que viene [e]n este mundo alunbrado mi entendimiento, desbaratada la niebla de mi pesada <e> tristeza, vi esta ýnsula ya dicha ser buena e saludable morada para mí. E aunque poblar de vezinos no se puede, porque pocos o ningunos hallarés que de su grado en ella quieran morar, ca es estérile de los plazeres tenporales, e muy seca de glorias vanas, e la fuente de los honores humanos tiene muy lexos en verdat, pero puédese poblar de arboledas de buenos consejos y espirituales consolaciones, de guisa que la soledat penosa de las conversçiones del siglo se convierta en conpañía e familiaridat de buenas costunbres. E porque mi pasyón es de tal calidat e tan porfiosa que tan poco me dexa oýr los buenos consejos como los malos, conviene sean tales los consejos consoladores que syn dar bozes a mi sorda oreja, me pued[a]n poner en la claustra de sus graçiosos e santos consejos; para lo qual es neçesario de recorrer a los libros, los quales de arboledas saludables tienen en sý marauillosos enxertos. E como la baxeza e grosería de mi mugeril yngenio a sobir más alto non me consienta, atreuiéndome a la nobleza e santidat del muy virtuoso Rey e Profeta llamado Dauit, comyenço a buscar en su deuotísymo cançionero, que «Salterio» se llama, algunas buenas consolaçiones. E fallé más de lo que buscaua; ca yo buscaua consolaçiones y allé amonestaçiones, buscaua consejos e fallélos syn dubda tantos y tales que, sy por ellos guiarme quisyere, poblaré mi soledat de arboleda graçiosa, so la sombra de la qual pueda descansar mi persona y reçiba mi espíritu ayre de salud. E porque en mi pequeño plato no todos cabrían, dexaré los que non dexan por eso de ser prouechosos y más que buenos, e tomaré algunos para comienço de mesa e otros para la mesma yantar, e reseruaré algunos para levantar de la tabla; y no de aquéllos me entiendo aprouechar que más hazen, no sólo al propósyto de mi pasyón, mas al avmentaçión de mi deuoçión y consolaçión espiritual. E avnque non desenbuelta la lengua, y peor dispuesto el sentido, solamente por no dar lugar a estos dos daños, los quales son soledat e vçiosydat, e pues la soledat no puedo apartar de mí, quiero fuir la vçiosydat porque non pueda trauar casamiento con la soledat, ca sería vn peligroso matrimonio. E sy puede asý arredrar de mi diestro lado soledat [e] la ocçiosidat del lado siniestro, non dubdedes que en ello afanar por descanso lo auría mi mano; ca segund la calidat de mi pasión, si bien lo mirardes, más sola me verés en conpañía de muchos que non quando sola me retraygo a mi çelda. Es ésta la causa: quando estoy sola, soy aconpañada de mí mesma e de ese pobre sentido que tengo, pero quando en conpañía de otrie me veo, yo soy desanparada del todo, ca nin gozo del consorçio o fabla de aquéllos, nin de mí mesma me puedo aprouechar. Fuye de mí el sentido, ca está ocupado en sentir la desygual pena que syento [al] apartarse la razón con el muy raz[ona]ble tormento que la aflige. La discreçión es poca, pero avnque mucha fuese, asaz ternía que ver en prouocar los mouimientos humanos a paçiençia. E donde el oýr fallesçe, ¿qué tiene que ver el fablar? Quedará la presençia muerta e sola del todo. Asý que, por estas razones, e por el yspirençia que las faze dignas de fee, se puede creer de mí quán[t]o estoy sola; pues asý es que esta tan esquiva e durable soledat apartar de mí no puedo, quiero hazer guerra a la [o]cçiosydat ocupándome en esta peque[ñ]a obra, la qual bien se puede dezir que no es buena nin comunal, mas mala del todo. Pero pues el fin porque se haze es bueno, bien se puede seguir otro mayor bien. E por la mi voluntat, éste sea que aquel soberano Señor, que más las voluntades que las obras acata, quier[a] hazer aplazible e açebto delante los ojos de su grand clemençia lo que enojoso e digno de reprehensyón a las gentes paresçe. E con este deseo e avn a este solo respecto dirigiendo mi fin, no e curado de mirar tanto en la polideza de las palabras quanto en declarar la realidat de la verdat; e non tanto me plaze ser estudiosa en ynquirir o buscar graçiosa eloquençia, quanto deseosa de manifestar a los que saberlo quisyeren, aquello que en mí manifiesto paresçe, <que> ha fin que como yo lo conosco, lo conozcan todos. E como yo doy graçias al Señor soberano, den todos graçias e loores a Aquél a quien todo loor deue ser atribuydo. E a Éste sólo deseando aplazer en todos mis auctos, juzgue quien querrá ser malo o bueno. Ca yo, despedida de los loores humanos y no menos desnuda del mereçimiento de aquéllos, do fin al prólogo e comienço a la pequeña y defectuosa obra, por fundamento de la qual me plaze tomar las palabras siguientes: “In camo et freno maxillas forum constrinje, qui non aproxima[n]t [a]d te”.
Hutton, Josph Lewis (ed.) (1967). Teresa de Cartagena: Arboleda de enfermos. Admiraçión operum Dey. Madrid: Real Academia Española, 1967, pp. 37-109 (Anejos del Boletín de la Real Academia Española XVI. Estudio preliminar y edición de Lewis Joseph Hutton https://iberian-connections.yale.edu/wp-content/uploads/2019/09/CartagenaTeresade-AdmiracionoperumDey.pdf (11/01/2022)
https://www.bieses.net/teresa-de-cartagena-arboleda-de-los-enfermos/ (08/02/22)