El texto íntegro se encuentra accesible En: https://freeditorial.com/es/books/respuesta-a-sor-filotea-de-la-cruz (04/11/2022)
A continuación, se incluyen unos fragmentos del texto:
¡Oh si todos --y yo la primera, que soy una ignorante-- nos
tomásemos la medida al talento antes de estudiar, y lo peor es, de
escribir con ambiciosa codicia de igualar y aun de exceder a otros,
qué poco ánimo nos quedara y de cuántos errores nos excusáramos y
cuántas torcidas inteligencias que andan por ahí no anduvieran! Y
pongo las mías en primer lugar, pues si conociera, como debo, esto
mismo no escribiera. Y protesto que sólo lo hago por obedeceros; con
tanto recelo, que me debéis más en tomar la pluma con este temor,
que me debiérades si os remitiera más perfectas obras. Pero, bien que
va a vuestra corrección; borradlo, rompedlo y reprendedme, que eso
apreciaré yo más que todo cuanto vano aplauso me pueden otros dar:
Corripiet me iustus in misericordia, et increpabit: oleum autem peccatoris
non impinguet caput meum.
Y volviendo a nuestro Arce, digo que trae en confirmación de su
sentir aquellas palabras de mi Padre San Jerónimo (ad Laetam, de
institutione filiae), donde dice: Adhuc tenera lingua psalmis dulcibus
imbuatur. Ipsa nomina per quae consuescit paulatim verba contexere; non
sint fortuita, sed certa, et coacervata de industria. Prophetarum videlicet,
atque Apostolorum, et omnis ab Adam Patriarcharum series, de Matthaeo,
Lucaque descendat, ut dum aliud agit, futurae memoriae praeparetur.
Reddat tibi pensum quotidie, de Scripturarum floribus carptum. Pues si así
quería el Santo que se educase una niña que apenas empezaba a
hablar, ¿qué querrá en sus monjas y en sus hijas espirituales? Bien se
conoce en las referidas Eustoquio y Fabiola y en Marcela, su hermana
Pacátula y otras a quienes el Santo honra en sus epístolas,
exhortándolas a este sagrado ejercicio, como se conoce en la citada
epístola donde noté yo aquel reddat tibi pensum, que es reclamo y
concordante del bene docentes de San Pablo; pues el reddat tibi de mi
gran Padre da a entender que la maestra de la niña ha de ser la
misma Leta su madre.
¡Oh cuántos daños se excusaran en nuestra república si las ancianas
fueran doctas como Leta, y que supieran enseñar como manda San
Pablo y mi Padre San Jerónimo! Y no que por defecto de esto y la
suma flojedad en que han dado en dejar a las pobres mujeres, si
algunos padres desean doctrinar más de lo ordinario a sus hijas, les
fuerza la necesidad y falta de ancianas sabias, a llevar maestros
hombres a enseñar a leer, escribir y contar, a tocar y otras
habilidades, de que no pocos daños resultan, como se experimentan
cada día en lastimosos ejemplos de desiguales consorcios, porque con
la inmediación del trato y la comunicación del tiempo, suele hacerse
fácil lo que no se pensó ser posible. Por lo cual, muchos quieren más
dejar bárbaras e incultas a sus hijas que no exponerlas a tan notorio
peligro como la familiaridad con los hombres, lo cual se excusara si
hubiera ancianas doctas, como quiere San Pablo, y de unas en otras
fuese sucediendo el magisterio como sucede en el de hacer labores y
lo demás que es costumbre.