Ressenya
Ángeles Santos Torroella fue una pintora española cuya obra temprana, marcada por un estilo vanguardista y onírico, la convirtió en una figura singular dentro del arte español del siglo XX. A lo largo de su vida, su estilo evolucionó desde el surrealismo y expresionismo hasta el postimpresionismo y una pintura más figurativa y costumbrista con temas de paisaje e interiores. Aunque estuvo cerca del movimiento de la generación del 27, su obra tiene un carácter propio que refleja la personalidad de la artista.
En 1929, con apenas 18 años una joven casi autodidacta y sin apenas formación académica asombró a los artistas e intelectuales de la época con su obra "Un mundo", esta obra está inspirada en su interpretación de los versos de un poema de Juan Ramón Jiménez. Solo alguien con un sofisticado universo interior es capaz de crear con 18 años un cuadro tan complejo y ambicioso.
Pero su trayectoria posterior, marcada por una madurez convulsa y el impacto de la Guerra Civil, relegó a esta pionera de las vanguardias en los libros de historia. El interés por Ángeles Santos resurgió en los años 70 y 80 cuando su cuadro Un Mundo fue adquirido por el Museo Reina Sofía dándole el sitio que siempre mereció y consolidando su importancia dentro de la historia del arte español. En 2003, recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, como reconocimiento a su trayectoria.
Biografia
Nacida en Portbou el 7 de noviembre de 1911, Ángeles Santos en el seno de una familia burguesa. Su infancia transcurrió en distintos lugares debido a la profesión de su padre, inspector de aduanas. Desde joven mostró talento para la pintura, aunque su formación fue principalmente autodidacta, se inició en la pintura y el dibujo a los catorce años cuando su padre fue destinado a Ayamonte, Huelva. Dos años más tarde se mudó a Valladolid y empezó a recibir clases de un profesor italiano, Cellino Perotti. En 1928, expone en el Salón de Artistas Vallisoletanos, donde fue muy elogiada, y decidió dedicarse por completo a la pintura. Mientras vivía en Valladolid, comenzó a desarrollar un estilo propio, influenciado por el expresionismo y el surrealismo. Fue una adelantada a su tiempo en todos los sentidos de la expresión; una vanguardista en lo pictórico y también en lo personal. "Era una adolescente inteligente y rebelde", explica a Harper’s Bazaar la experta Vanessa García-Osuna, "se cortó el pelo y llevaba camisolas amplias, y los muchachos de su barrio le tiraban piedras.
En 1929, con solo 18 años, Ángeles Santos sorprendió al mundo del arte con su cuadro más emblemático, Un Mundo. En esta obra, de gran formato, plasmó un universo fantástico, con figuras humanas en extrañas perspectivas y una atmósfera de ensoñación. La pintura recibe los elogios y el reconocimiento de los intelectuales de la época, y fue expuesta en el Salón de Otoño de Madrid y en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. Esta obra se encuentra expuesta actualmente en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid
La fuerza y originalidad de Un Mundo la convirtieron en una revelación dentro de la vanguardia española, situándola en la órbita de movimientos como el surrealismo y el expresionismo. Sin embargo, esta temprana exposición al éxito también tuvo consecuencias en su vida personal y emocional.
Ingresada en 1930 durante un mes y medio en un sanatorio mental de Madrid (la artista expresó en su vejez que fue una época en la que: "Estaba nerviosa y solo me apetecía llorar. No sabía lo que quería". Ya recuperada, en octubre de ese mismo año, acudió al Salón de Otoño de Madrid en el que – como hecho insólito por la calidad de su trabajo - la Asociación de Pintores y Escultores le dedicó a ella una sala completa en la que expuso 34 obras.
Tras su etapa de vanguardia, Santos experimentó un cambio en su estilo pictórico, adoptando un enfoque más realista e intimista. A principios de la década de 1930, ingresó en la Academia de Bellas Artes de Barcelona, donde conoció a su futuro esposo, el también pintor Emilio Grau Sala. Se casaron en 1936 y tuvieron un hijo, el crítico de arte Julián Grau Santos.
En 1931 participó en una exposición individual en París y varias exposiciones organizadas por Sociedades Artísticas Ibéricas. Fue invitada a exponer en una exposición colectiva del Instituto Carnegie de Pittsburg (EEUU) y en 1936 figuró en el pabellón español de la Bienal de Venecia y la de los Ibéricos en Paris, consagrándose internacionalmente.
Al estallar la guerra civil, se exilia a París. Durante la Guerra Civil Española, su producción artística disminuyó y su estilo se volvió más sereno y figurativo, alejándose de la experimentación vanguardista. Su obra posterior incluyó paisajes, retratos y escenas cotidianas con un aire más impresionista. En 1941 expuso de manera individual en la Sala Libros de Zaragoza y, en 1942, presentó su obra como artista invitada en la Exposición Nacional de Bellas Artes realizada en Barcelona. En 1945 se trasladó a Madrid y realizó dos muestras, una en la Galería Estilo y otra en el Colegio Mayor de Santa Teresa de Jesús de la Universidad de Madrid; caracterizadas ambas por estar compuestas de obras de distintos periodos. En 1955 fue invitada a exponer en la III Bienal Hispanoamericana celebrada en Barcelona.
Tuvo una vida longeva, pero el imaginario visionario y ensoñador de Ángeles Santos se fue diluyendo con el paso de los años, apostando por paisajes, retratos y bodegones. Siguió poniéndose frente al caballete día y noche. Decía que pintaba para satisfacerse a sí misma, no al público, y lo demostró hasta sus últimos días.
Después de décadas de relativo anonimato, el interés por Ángeles Santos resurgió en los años 70 y 80. Su cuadro Un Mundo fue adquirido por el Museo Reina Sofía, lo que consolidó su importancia dentro de la historia del arte español. En 2003, recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, un reconocimiento a su trayectoria.
Falleció el 3 de octubre de 2013 en Madrid, dejando un legado artístico que, aunque breve en su etapa más innovadora, sigue siendo una referencia en la pintura española del siglo XX. Su capacidad para plasmar mundos oníricos y su singular evolución estilística la convierten en una figura única dentro de la historia del arte.