Obres
A continuación, se comparten un fragmento, extraído de: http://consellodacultura.gal/mediateca/extras/CCG_adg_Pardo_Bazan_016.pdf (03/11/2022)
LA CUESTIÓN ACADÉMICA
A GERTRUDIS GÓMEZ AVELLANEDA (EN LOS CAMPOS ELÍSEOS)
Carta I.
Mi excelsa compañera Tula: No lleves a mal que por breves momentos distraiga tu espíritu, entretenido, sin duda, en vagar por los amenos valles de esa región feliz. Acuérdate de la tierra donde viviste, y déjame contarte algo de lo que en ella sucede. Es el caso que un periódico de esta corte, llamado El Correo, inserta en su número del 24 del presente mes cuatro epístolas tuyas, con el título «Las mujeres en la Academia», el subtítulo «Cartas inéditas de la Avellaneda» y un encabezado del que trataremos. Están dirigidas a persona cuyo nombre sustituyen dos XX, y el contenido manifiesta tus gestiones a fin de ingresar en la Academia Española. Ya oigo que preguntas: «¿Y por qué sale hoy a la luz una correspondencia que desde treinta y seis años hace amarilleaba en el fondo de un cofre o cajón?» a eso voy, Tula, y por eso te escribo. La oportunidad de exhibir semejante correspondencia consiste en que estos días se ha echado a volar otro nombre de mujer para cubrir la vacante de un sillón académico, y se ha vuelto a poner en tela de juicio la cuestión de si las mujeres pueden o no pueden ser admitidas en la Academia. Y el nombre que se ha pronunciado es el mío. Al llegar a mis oídos los primeros rumores, formé ¡oh Tula! propósito de no chistar y de mantenerme ajena a todo cuanto ocurriese. La publicación de tus cartas me hizo mudar de parecer: al punto te diré la causa.
Informació de l'obra i context de creació
Se trata de las cartas que escribió Emilia Pardo Bazán a Gertrudis Gómez de Avellaneda a propósito de la frustrada entrada a la Real Academia de ambas escritoras. La peripecia vital de Emilia Pardo Bazán corre paralela a la de Gertrudis Gómez de Avellaneda en su relación con la Academia. Doña Emilia quiso ser académica y hasta en cuatro ocasiones vio frustrado este anhelo ante la negativa de los miembros de la RAE a franquear la puerta a una mujer, por muchos y reconocidos que fueran sus méritos literarios.
En La cuestión académica. Cartas a Gertrudis Gómez de Avellaneda (en los Campos Elíseos) Emilia Pardo Bazán defiende su derecho a entrar en la Academia, a “no ser excluida de una distinción literaria como mujer (no como autor, pues sin falsa modestia te afirmo que soy el crítico más severo y duro de mis propias obras)”. Y concluye expresando su voluntad de trabajar sin descanso para “mejorar mi hoja de servicios de académica desairada”.
Emilia Pardo Bazán pertenece a las literatura de la segunda mitad del siglo XIX, junto con Cecilia Böhl de Faber, Concepción Arenal, Concepción Gimeno de Flaquer, Patrocinio de Biedma, Rosario de Acuña, Benito Pérez Galdós o Leopoldo Alas.
Indicacions
- Se trabaja en la materia de Lengua Castellana y Literatura para hablar del Realismo.
- También se puede abordar en la Literatura Universal.
- Muy útil para trabajar el tema de la igualdad en colaboración con Valores Éticos.
Emilia Pardo Bazán optó a ser académica de la Real Academia Española cuatro veces: 1889, 1891, 1912 y 1914. En la tercera ocasión, donde la propia autora solicitó formalmente ser parte de esta institución, el diario republicano El País afirmaba en su portada el 19 de abril de 1912 que España era una de las naciones que menos respetaban a las mujeres y recordaba otras injusticias de los académicos:
“Con mujeres y con hombres de verdadero mérito ha sido injusta la Academia, tan propicia a ensalzar medianías y aun nulidades. La Avellaneda, Fernán Caballero, Carolina Coronado, Rosalía de Castro y Concepción Arenal han debido ser académicos.”
Cuando ya Emilia Pardo Bazán había abandonado del todo sus pretensiones, concedió una entrevista al diario El Día el 7 de febrero de 1917, en la que dejó claro que ella había luchado no por ella sino por el derecho a la igualdad de las mujeres:
“Esta es una cuestión que sólo ha llegado a interesarme por un concepto ideal, por el aspecto feminista. Yo no he luchado por la vanidad de ocupar un sillón en la Academia, sino por defender un derecho indiscutible que, a mi juicio, tienen las mujeres. A mí no se me ha admitido en la Academia, no por mi personalidad literaria —según han dicho todos los que podían votarme–, sino por ser mujer”.
Y la escritora terminaba diciendo:
“Cada cual tiene sus propósitos y yo tengo el de separar obstáculos de los que estorban a la mujer. No espero entrar nunca en la Academia, pero en este caso especial la lucha vale más que el triunfo”.
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